Los ingresos presupuestales del gobierno aceleraron su caída con una baja de 19.2 por ciento en julio, tendencia que implica un momento crítico para las finanzas públicas del país y la capacidad futura para el cumplimiento de pagos comprometidos y el financiamiento de las políticas y servicios públicos.
Desde hace meses las cifras de Hacienda reflejan que los ingresos del gobierno no son suficientes para hacer frente a los gastos presupuestados debido a la menor recaudación tributaria asociada a la desaceleración económica.
Otros factores que contribuyen al problema son la caída de los ingresos petroleros y los fuertes gastos extraordinarios, no presupuestados, como los recursos utilizados para el rescate de PEMEX.
Caída de ingresos y gastos crecientes crean una tormenta perfecta para las finanzas públicas que requerirá de un diálogo informado y la instrumentación de medidas fiscales responsables y efectivas con una óptica de largo plazo
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